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¿Exactamente que es la inflación?
La teoría económica la define como el aumento generalizado de los precios en una economía. En Colombia se mide con base en diversos indicadores. El más importante es la variación del Índice de Precios del Consumidor (IPC) que registra el cambio de los precios de los bienes y servicios que componen la canasta familiar.
Existen otras herramientas para explicar el aumento generalizado de los precios como el IPP (Índice de Precios de Productor) el cual mide el comportamiento de los precios de los insumos para los distintos sectores económicos y es de especial relevancia para el mundo empresarial.
Si bien, en primera instancia es un tema que debería importarle a todos los integrantes de una economía, un nuevo estudio realizado por Saten Kumar de Auckland University of Technology descubrió inicialmente que solo en Nueva Zelanda la mayoría de los negocios carecían de una comprensión clara sobre la inflación y tampoco mostraban indicios de querer aprender sobre ella.
Posteriormente, como se explica en el informe presentado por Kumar, “Nueva Zelanda fue pionera en el establecimiento de las meta de inflación por lo que la percepción del público sobre el tema en el resto del mundo puede ser similar”.
De hecho, datos para Estados Unidos evidenciaron que el público no muestra mayor conocimiento de la política monetaria que en Nueva Zelanda. Inclusive, una parte importante de los encuestados no logra definir el papel de la Reserva Federal o considerar siquiera que la inflación ha estado en niveles bajos en los últimos meses.
Un problema de expectativas
Pero, ¿por qué es importante conocer este dato?
A diferencia de la percepción general evidenciada en la investigación, tener inflación no es un evento negativo. De hecho, gozar de constantes y controlados aumentos de precios es una señal de que la demanda de los hogares es buena, lo que se traduce al mismo tiempo en una mayor necesidad de producción lo que finalmente resulta en crecimiento económico.
Lastimosamente, la inflación puede llegar por otras vías como un desfase de los precios internacionales. Un claro ejemplo es la actualidad de la economía colombiana. Como el país es un importador de trigo, la devaluación del peso ha encarecido las compras externas de este bien afectando a su vez el precio interno de los alimentos y los productos que dependen del trigo como insumo. Este aumento de los precios no responde a una mayor demanda del consumo de trigo de los hogares.
También es un tema de confianza
Lo que no suelen tener en cuenta las personas y las empresas es que para aumentar en gran medida la exactitud de los pronósticos y por ende la eficacia de las medidas antinflacionarias, para controlar este tipo de choques externos es necesario que las personas tengan plena confianza en la institución monetaria central.
Y para ello deben entender el funcionamiento de la inflación.
Cuando las personas y las empresas utilizan los datos o proyecciones de inflación para realizar sus propias expectativas a futuro, se generan las llamadas expectativas racionales, que son predicciones de los agentes con base en información confiable.
Estas expectativas son vitales para el funcionamiento de la política monetaria de los bancos centrales. Si las personas confían en que el Banco de la Republica podría bajar su tasa de interés al ver que la inflación está controlada, comenzarán a acomodar sus ingresos para consumir más.
El problema recae, según la investigación, en que las empresas suelen desconfiar de los datos expresados por las autoridades monetarias y deciden desarrollar sus propios pronósticos.
Esto significa que si los empresarios observan que el precio de la gasolina aumentó o el precio del café del desayuno es mayor, decidirán si invertir más o aumentar los salarios de sus trabajadores. Inclusive, alrededor del 25% al 30% de las compañías encuestadas en Nueva Zelanda afirmaron que aumentarían la remuneración de sus empleados si sienten que la inflación aumenta.
Este tipo de expectativas pueden dificultar la efectividad de los movimientos del banco central ya que este no espera un aumento de los salarios. Un mejor entendimiento de las variables económicas contribuye positivamente al correcto funcionamiento de la economía.
La teoría económica la define como el aumento generalizado de los precios en una economía. En Colombia se mide con base en diversos indicadores. El más importante es la variación del Índice de Precios del Consumidor (IPC) que registra el cambio de los precios de los bienes y servicios que componen la canasta familiar.
Existen otras herramientas para explicar el aumento generalizado de los precios como el IPP (Índice de Precios de Productor) el cual mide el comportamiento de los precios de los insumos para los distintos sectores económicos y es de especial relevancia para el mundo empresarial.
Si bien, en primera instancia es un tema que debería importarle a todos los integrantes de una economía, un nuevo estudio realizado por Saten Kumar de Auckland University of Technology descubrió inicialmente que solo en Nueva Zelanda la mayoría de los negocios carecían de una comprensión clara sobre la inflación y tampoco mostraban indicios de querer aprender sobre ella.
Posteriormente, como se explica en el informe presentado por Kumar, “Nueva Zelanda fue pionera en el establecimiento de las meta de inflación por lo que la percepción del público sobre el tema en el resto del mundo puede ser similar”.
De hecho, datos para Estados Unidos evidenciaron que el público no muestra mayor conocimiento de la política monetaria que en Nueva Zelanda. Inclusive, una parte importante de los encuestados no logra definir el papel de la Reserva Federal o considerar siquiera que la inflación ha estado en niveles bajos en los últimos meses.
Un problema de expectativas
Pero, ¿por qué es importante conocer este dato?
A diferencia de la percepción general evidenciada en la investigación, tener inflación no es un evento negativo. De hecho, gozar de constantes y controlados aumentos de precios es una señal de que la demanda de los hogares es buena, lo que se traduce al mismo tiempo en una mayor necesidad de producción lo que finalmente resulta en crecimiento económico.
Lastimosamente, la inflación puede llegar por otras vías como un desfase de los precios internacionales. Un claro ejemplo es la actualidad de la economía colombiana. Como el país es un importador de trigo, la devaluación del peso ha encarecido las compras externas de este bien afectando a su vez el precio interno de los alimentos y los productos que dependen del trigo como insumo. Este aumento de los precios no responde a una mayor demanda del consumo de trigo de los hogares.
También es un tema de confianza
Lo que no suelen tener en cuenta las personas y las empresas es que para aumentar en gran medida la exactitud de los pronósticos y por ende la eficacia de las medidas antinflacionarias, para controlar este tipo de choques externos es necesario que las personas tengan plena confianza en la institución monetaria central.
Y para ello deben entender el funcionamiento de la inflación.
Cuando las personas y las empresas utilizan los datos o proyecciones de inflación para realizar sus propias expectativas a futuro, se generan las llamadas expectativas racionales, que son predicciones de los agentes con base en información confiable.
Estas expectativas son vitales para el funcionamiento de la política monetaria de los bancos centrales. Si las personas confían en que el Banco de la Republica podría bajar su tasa de interés al ver que la inflación está controlada, comenzarán a acomodar sus ingresos para consumir más.
El problema recae, según la investigación, en que las empresas suelen desconfiar de los datos expresados por las autoridades monetarias y deciden desarrollar sus propios pronósticos.
Esto significa que si los empresarios observan que el precio de la gasolina aumentó o el precio del café del desayuno es mayor, decidirán si invertir más o aumentar los salarios de sus trabajadores. Inclusive, alrededor del 25% al 30% de las compañías encuestadas en Nueva Zelanda afirmaron que aumentarían la remuneración de sus empleados si sienten que la inflación aumenta.
Este tipo de expectativas pueden dificultar la efectividad de los movimientos del banco central ya que este no espera un aumento de los salarios. Un mejor entendimiento de las variables económicas contribuye positivamente al correcto funcionamiento de la economía.